La encuesta es una de las principales herramientas para la toma de decisión en una campaña política. No se trata se ver si se va ganando o perdiendo, pues antes del día de las elecciones nadie va ganando, nadie va perdiendo.
Entonces, ¿para qué sirve la encuesta? Puede servir para: 1) saber si los objetivos trazados por la gerencia política se están logrando; 2) ver si se va a alcanzar la meta propuesta; 3) determinar si el target está siendo impactado por el discurso del candidato; 4) conocer si la publicidad contratada está causando el efecto esperado; 5) establecer con que sector político se podría entablar alianzas efectivas, que conduzcan al triunfo electoral.
Son éstos algunos de los aspectos por los cuales las encuestas son de gran utilidad, pues cada campaña tiene objetivos, fines, propósitos y metas diferentes, por ello cada campaña le puede dar diversos usos a una misma información.
Las encuestas son para el estratega político lo mismo que los tableros de control en los autos lo son para el conductor. La encuesta es para el equipo asesor de una campaña lo mismo que para el médico lo es los estudios de laboratorio a la hora de diagnosticar y recetar a un paciente.
Pero la que sirve no es cualquier tipo de encuesta, como para el médico no sirve cualquier examen de laboratorio. Debe ser hecha y analizada por profesionales conocedores de la Ciencia de Datos, que además conozcan el entorno donde se aplicará la encuesta, y tengan la capacidad de medir el timing para dimensionar la efectividad de las acciones que se ejecutarán a partir de la información obtenida y procesada.
Es cierto que las encuestas no ganan elecciones… pero sin ellas es muy seguro que se perderán elecciones.
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